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Las 5 rutas de montaña en México y Sudamérica que regalan paisajes inolvidables en noviembre »

Noviembre es ese instante del año en el que las montañas respiran distinto. La lluvia retrocede, las nubes se levantan como telón y el aire adquiere una nitidez que hace que todo parezca más cercano, más vivo.

Es un mes que perfecciona los paisajes sin pedir nada a cambio. Entre México y Sudamérica existen rutas que, justo en noviembre, muestran su mejor rostro: senderos brillantes, cielos limpios, colores intensos y un silencio que te acompaña como un guía natural.

1. Sierra de Álvarez, San Luis Potosí (México)

La Sierra de Álvarez tiene un carácter escarpado que sorprende incluso a los viajeros experimentados. Sus formaciones de piedra caliza parecen esculturas talladas por el viento, mientras los bosques se tiñen de tonos tenues que anuncian el cambio de estación.

En noviembre, la neblina llega temprano, flota entre los árboles y luego se disipa lentamente, revelando valles amplios y paredes rocosas que parecen escenarios diseñados por un director de cine fantástico.

2. Parque Nacional La Malinche, Puebla–Tlaxcala (México)

Este antiguo volcán es uno de los ascensos favoritos de quienes buscan altura sin complicaciones técnicas. En noviembre, la temperatura es perfecta para avanzar con ritmo sin agotarse demasiado.

Los primeros kilómetros atraviesan un bosque de pinos lleno de aromas frescos y ramas que crujen bajo los pasos. Más arriba, el paisaje se abre y deja ver una línea interminable de volcanes, como si la cordillera estuviera alineada para saludar al visitante.

3. Laguna del Quilotoa, Ecuador

El cráter de Quilotoa es uno de esos lugares que obligan a detenerse. Su laguna turquesa, rodeada de paredes volcánicas y laderas verdes, se intensifica con la iluminación de noviembre.

Los senderos ofrecen miradores naturales que se asoman hacia abismos perfectamente circulares. Cada punto revela una composición distinta: agua luminosa, roca oscura y nubes que cruzan a gran velocidad.

4. Cordillera de Nahuelbuta, Chile

Aquí reina la araucaria, un árbol milenario que parece un fósil viviente. Caminar en noviembre significa encontrarse con un bosque quieto, solemne y profundamente bello.

Las montañas presentan laderas verdes que contrastan con el cielo claro, y desde los miradores altos puede verse incluso el océano en días despejados. Nahuelbuta tiene una atmósfera que mezcla antigüedad y calma.

5. Ruta a Laguna Humantay, Perú

La caminata hacia Humantay es breve pero intensa. Los colores de noviembre hacen que el valle se vea más vibrante: pastos verdes, cielos afilados y una laguna glacial que brilla como una gema.

A medida que te acercas, las montañas se elevan como murallas gigantes y la luz resalta cada grieta de la roca, creando un escenario que parece diseñado para una epopeya.

Razla Sharon

Razla Sharon

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